La riqueza natural, la difusión y sus vasos
“biocomunicantes”
Desde la mirada de la comunicación, como una
estrategia ambiental, las rutas para lograr, finalmente, la protección y el uso
racional de los recursos naturales en un estado como Veracruz, puede obedecer a
varias técnicas, entre ellas: el conocimiento de la biodiversidad y el carácter
único de la vida endémica de nuestro territorio, como un primer paso en la
lógica del reconocimiento, el aprecio y la final protección de las especies.
Sin embargo existen rutas, no solo alternas sino
complementarias a esta primeramente citada, opciones que no aluden al aprecio y
el respeto del medio como premisa inicial, sino a una conveniencia humana de no
extinguir las especies, fundamentalmente por sus propiedades curativas o
terapéuticas, ya que son virtuales reservorios de curas no descubiertas para
enfermedades cruentas en el presente o insospechadas en lo futuro.
Además de estas dos estrategias, una basada en la
reflexión y la conciencia y otra mayormente orientada hacia la conveniencia
humana, siempre queda el frágil pero no menos importante recurso de la
contemplación de la belleza del reino natural, así como su referente etológico
para entender y aprender de las especies a nivel sociológico, político,
evolutivo y hasta tecnológico.
De esta manera pareciera que el comunicador
ambiental necesita agotar todas las herramientas y que en una suerte pedagógica,
que contempla diversas inteligencias, se esfuerza por llegar con su mensaje a
través de distintos canales para mover, conmover, hacer conciencia y generar actos
útiles y sustentables de defensa del medio.
Definitivamente la ciencia didáctica y el estudio de
las diferentes inteligencias (Vigotski: “Luces en el entendimiento de los
entendimientos humanos”) demuestran que más allá de los nobles esfuerzos
narrativos, los planteamientos lógicos y el uso de los diferentes recursos
audiovisuales, el 70 por ciento de las personas aprende de manera kinestésica:
a través de experiencias que involucran lo sensorial, lo vivencial y lo emotivo,
dato que de entrada podría resultar desalentador para los que buscamos, con
números, imágenes y palabras, llamar a la conciencia de un cambio y de un
respeto al medio ambiente…
Sin embargo el conocimiento de los hechos a partir
de la experiencia necesita una cultura, un margen argumentativo y un conjunto
de cifras para no ser solamente un ejercicio de ensayo y error, y el
pensamiento se vuelve, a partir de este contexto, creativo, científico y
crítico. Es aquí donde nuestra labor como comunicadores se torna muy relevante,
pues en nuestras manos está la
estratégica selección de la información, el esfuerzo por ir más allá de la
difusión, la divulgación interesante, entretenida, emocionante y sobre todo
inteligente para que resalte dentro de una oferta mediática y editorial que
termina muchas veces siendo apabullante para los artículos ambientales.
Fuente: www.ecoportal.net
En este sentido es fundamental el
conocimiento de las cifras, de los datos de los endemismos y de los índices de
destrucción o recuperación de los diferentes hábitats. Sería muy importante
elaborar un test general que establezca índices sobre el conocimiento que los
ciudadanos poseen de la realidad ambiental del mundo, de México y de Veracruz y
la forma en que logran integrar esta información por regiones, ya que la
aparición disgregada de la misma produce panoramas fragmentados e inconexos.
Con un estado que ocupa el primer lugar en
anfibios y reptiles, el segundo lugar en mamíferos y que posee más de 8 mil
plantas vasculares, habría que llegar a una proporcional responsabilidad ciudadana
y más allá, humana, hacia esta cantidad y calidad de recursos.
En otro tema, pero íntimamente ligado a lo
anterior, sería muy interesante medir el índice de conocimiento general y
especializado que la población de nuestro estado tiene de los conceptos de la
sustentabilidad y su aplicación no solo
como una política ambiental.
Es inobjetable que aquello que no se evalúa
no se puede corregir, ni mejorar y mientras los diagnósticos, las
retrospectivas y las prospectivas ambientales sigan perteneciendo a la élite
científica y al círculo especializado cualquier cambio se dará más en la intelectualidad,
en la promesa electoral, en la nostalgia y la bohemia rebeldía, que en el
andamiaje de las políticas públicas, mismas que si no cuentan con una base
ciudadana que no solo las siga, sino que las entienda, no podrán caminar.
Tal vez tengamos que
reconsiderar o hacer una pequeña pausa en nuestros aires discursivos y de
propuesta para dar paso a una gran jornada de alfabetización ambiental, misma
que nunca termina, pero que nos permita aprender, comenzando por nosotros
mismos, a conocer las primeras letras, los números, las oraciones y las
fórmulas más simples de la química de la sustentabilidad.
Tal vez entonces pueda
ser que cerremos el círculo entre el rigor de la ciencia y la sapiencia de la
sensibilidad rural, y repasemos la
oración Diversidad = Riqueza + Equitatividad
Trabajo de comunicar que seguramente no solo
se basará en sembrar esperanzas o sanas inquietudes, ejercicio de divulgar que
deberá tener, al igual que cualquier hecho de biodiversidad…
-
Vitalidad reproductiva: para elegir diferentes medios y formatos, así como
estrategias interesantes de reproducirse por su frescura, precisión y
originalidad.
-
Resistencia a enfermedades: habrá que protegerse de las fórmulas hechas que nos
aíslen de un proceso creativo diverso y constante, proceso de intercambio y
apertura que nos librará como comunicadores de los lugares comunes, la
unilateralidad, los radicalismos y las necedades.
- Habilidad para adaptarse a condiciones
cambiantes: la permanente habilidad para retroalimentarnos y elegir estrategias
evolutivas también en nuestro trabajo, formas simples que imiten a las
naturales, ideas sencillas con tramas resistentes como telaraña, donde el
lector quede cautivo y no pueda escapar de una red de argumentos
matemáticamente tejidos.
Números que hay que manejar y que resultaría
estéril aprenderse por su variabilidad, pero índices que habrá que tener
presentes para respaldar cada comentario. Privilegio y responsabilidad
intrínseca de pertenecer a uno de los 5 países junto con Brasil, Colombia,
Zaire y Madagascar donde se concentra la mitad de la biodiversidad mundial.
En fin, creo
que el trabajo de difusión y divulgación acerca de la biodiversidad mucho tiene
que enseñarnos respecto al propio trabajo de comunicar, ya que como premisa
fundamental la diversidad de opiniones más allá de ser un acto de tolerancia y
/ o apertura es un hecho que conviene y salvaguarda la salud intelectual, además de cobijar la existencia
de respuestas incluso para problemas que aún no nos planteamos.
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